¿Y tú quien eres?

miércoles, 28 de marzo de 2007

Por si estos días van a Las Vegas

Aunque Las Vegas es una ciudad muy divertida y cosmopolita, la verdad es que el ambiente gay siempre me ha parecido discreto. Mi única experiencia interesante ocurrió en el spa Apollo (el sitio es www.apollospa.com y trae horarios, tarifas y comodidades) en un centro comercial de la avenida Sahara. Cualquier taxi los lleva y es seguro y discreto. Adentro, hay una alberca o piscina para nadar desnudos, salas de vapor y descanso, un pequeño salón para ver películas porno sobre colchonetas, y cuartitos privados que tienen una cama y televisión. Yo estuve ahi una vez más de 6 horas, desde media tarde. Al principio había poca gente pero en la noche se puso muy caliente. Los gringos, ya saben, no hacen mucho en público, es decir que las orgías son escasas. Pero igual, estando sentado en una sala medio oscura, se la mamé por turnos a un par de cuates que llegaron y me la ofrecieron. Casi ni nos miramos. En una salita, también me ligué a un oriental que se dejó meter mano y luego pude cogerme. Muchos señores están simplemente acostados en sus cuartitos, con la puerta abierta, y tu pasas y te asomas. Si hay interes, entras; si no, te dicen gracias para decirte que no. Caminas por los pasillos con tu toalla, sin problemas. Si van y tienen buenas experiencias, avísenme para compartirlo. Y pasen buena Semana Santa. Alberto Escandón.

martes, 27 de marzo de 2007

Me preguntan sobre ser bisexual

Hoy me pusieron a parir chayotes, como dicen en México cuando se enfrenta una situacion difícil. Es que los chayotes son como papas, verdes, duras ¡y con muchas espinas! Me preguntaron sobre ser bisexual, sobre esta condición de desear y tener relaciones sexuales con hombres y con mujeres, a veces por separado, a veces en dulce tumulto.

La verdad es que no tengo respuesta. Todos hemos leído sobre este tema, sobre las vocaciones eróticas más o menos diferenciadas, lo libros de Kinsey y Kaplan, pero no es suficiente y cada caso será diferente. Tuve novias mujeres y relaciones sexuales apasionadas desde los 18 años, empezando con una chica un poco mayor que yo, Haydee, que tendría 20 y era muy caliente. Yo era su amante II, porque tenía un amante I que la mantenía, un abogado rico con el que llegamos a salir en grupo de amigos. No se si el sabía de mí, pero nunca se habló del tema. Ella lo llamaba Tío, y pagaba cenas y bebidas. Nos reíamos en privado, con mis hermanos, y aludíamos a una canción italiana de moda, con "Tio, come ti amo".

Los muchachos de mi edad también empezaron a inquietarme desde la juventud, y en las clases de educación física, cuando todo mundo se desvestía y se bañaba, a mi me daban cosquillas. Pero seguí con varias novias más o menos formales (nunca fui un galán promiscuo), y mi primera aventura homosexual fue a los 24, en provincia. Me ligué a un bailarín joven de moderno, en la calle, cuando cruzamos miradas de fuego, ya saben. Yo ya las conocía, pero nunca me había detenido. Ahora sí, y lo demás fue ir a su casa, descubrir que había llegado su mamá y salirnos a coger a un jardín, ahí cerca, en completo silencio. Y desde entonces me seguí, alternando según había disponibilidad; pero nunca tuve una pareja muchacho, ni me dejé enamorar o que me enamoraran. Hasta ahora, más de 30 años después.

Cuando conocí a la que sería mi mujer, le dije que tenía relaciones homosexuales porque me pareció importante; incluso creo que busqué impresionarla como persona exótica. Al fin que la primera semana uno no piensa que será su pareja. Era parte de la seducción, y a ella, otra intelectual bohemia como yo, creo que le encantó. Yo hacía teatro, era un intelectual, usaba lentes y dormía con chavos. Qué más puedes pedir. La relación se volvió larga, tuvimos hijos, nos mudamos, hemos madurado. Ella nunca interfirió mis amistades varoniles, y las tiene en un pequeño rincón de nuestra amistad. Yo no las presumo, pero no las niego ni las oculto. en ocasiones, el tema sale en nuestras charlas y varios de nuestros íntimos están al tanto. Hablo de mis "amigos" o de los "muchachos", de que no he visto a mis amigos, de que ya se me antoja tomar una cerveza con mis amigos, y eso es suficiente. Nunca la he invitado a involucrarse o curiosear porque es mi mundo privado. Tener sexo de esta forma, como nosotros lo pensamos, no es infidelidad o engaño; es más como una necesidad, un desahogo, un pequeño misterio privado. Tampoco ella ha aprovechado estas libertades mías para tener aventuras privadas. Eso sí, nunca he dejado que mi homosexualidad o bisexualidad se involucrara en nuestra vida en común, y sobre todo siempre la he querido, respetado y seducido. Jamás me he negado a tener sexo con ella, y hoy en día uso tanto viagra con ella que con mis amigos. Me encanta cogérmela y gozar con ella. Y con mi amiga esotérica. Y con los chicos del Toms, o los que quieren venir a mi casita. Así que no se muy bien como explicar esto de ser bisexual. Digamos que no es nada del otro mundo.

domingo, 25 de marzo de 2007

Nada que reportar

Estoy poniendo en peligro mi record. Hace dos semanas que no toco carne humana con intenciones lujuriosas, aparte de algunas restringidas prestaciones conyugales (es que la casa ha estado bastante ruidosa estos días, con mucha gente entrando y saliendo, y poca intimidad para nosotros dos). Tengo eso sí, mucho trabajo, como preludio a la Semana Santa que viene los primeros días de abril. El jueves estaba listo para irme a parrandear un poco, pero llegaron mis hijos y preferí hacerla de padre que de aventurero desvelado. Me dan ternura mis muchachos, y siempre están dispuestos a pelear alguna posición. Todo sea para marcar sus territorios. Pero no hay prisa. Me hago unas puñetas cuando lo necesito, y santo remedio. Aquí en confianza, soy un experto, y zurdo para más abundamiento.

miércoles, 7 de marzo de 2007

Un trío con muchos condones

Breve relato de mi encuentro con Vic, mi otorrino de cabecera. Nos citamos cerca de su trabajo y apareció con un chico que acababa de ligarse en el baño del Sanborns de División del Norte. No lo van a creer: antes de hacer el acuerdo le mostró la verga para ver si le gustaba, y a cambio le pidió que le mostrara las nalgas, como para catar la mercancia. Luego le dijo que tenía cita conmigo y que si al encontrarnos nos llevábamos bien, podíamos irnos los tres. Yo no tuve inconvenientes, claro, y Vic dijo que Edy parecía sobre todo pasivo, así que iba a ser divertido. Para no hacerla larga, estuvimos de 6 y media hasta pasadas las nueve, en un hotel de la Narvarte, frente a una tienda del ISSSTE. Edy estuvo mamando vergas la mitad del tiempo, y entre los dos se la metimos cuatro veces. Empezamos suave, y la verdad, lo primero fue irme sobre la verga de Vic, que es deliciosa y he disfrutado muchos años (calcula que nos vemos desde hace 10; nos conocimos en los desaparecidos baños Torrenueva).

Como siempre, él dirige todo porque es divertido y le gusta un poco de acrobacia y coreografía. Tú aquí, tú de este lado, le comes los huevos mientras yo se la meto. El chico se portó muy bien, comió todo lo que le dimos y la gozó en grande. Tiene unas nalgas ricas, ricas, y le quedó el culo abierto y pulsando. Era una risa porque él mismo estaba asombrado de que le latiera su hoyito (es que se estaba reacomodando, según dijo el MD).

A veces, Vic y yo nos mirábamos por encima suyo y nos hacíamos gestos o señas, como si fuera nuestra faena. estábamos sincronizados, como dos maestros con un discípulo. Cuando él lo ensartaba, yo le hacía caricias, lo relajaba y le daba de mamar. Me vine dos veces, sabroso, encima de Edy, pero ya se hizo tarde así que me quedé sin recibir la verga que me tocaba. Pero ya habrá oportunidad. Les digo, un trío, con dos más activos y uno más pasivo, es excelente combinación. Nomás lleven bastantes condones...

jueves, 1 de marzo de 2007

La segunda fue mágica

GD vino a visitarme a mi casita, desde la una hasta las 4 y media de la tarde. Es rico coger de día, dice ella, porque no se siente cansada ni le viene el sueño, como en la noche. Tenía un cabernet chileno para ofrecerle, pero finalmente tomamos te helado y jugos. En México está haciendo mucho calor, así que fue destapados, desnudos y transpirados. Una mezcla deliciosa. Llegó muy atildada, como acostumbra, y la conversación preliminar duró digamos 10 minutos, porque ya me había tomado mis 50 y nomás de acariciarla se me puso dura. Así que después de pasarme la mano por encima del pantalón, como para saludar, me mostró el camino a la recámara. Nos echamos dos sesiones larguísimas y creo que en conjunto habrá tenido unos 10 o 12 orgasmos (de los agudos pero repetitivos de, "sí, sí, toda, toda"; luego, como le le parece que los vecinos van a oírla jadear, se tapa con la almohada, mi chiquita esotérica; seguro que la oyen porque es muy escandalosa, y a mi me encanta).
Me vine dos veces, pero la segunda fue mágica. Me vino de muy atrás una especie de angustia, como un desconsuelo que encontrara salida, algo que empezaba triste y se iba iluminando a medida que salía. Ella lo notó, porque se me quedó viendo y me preguntaba una y otra vez si estaba bien. Creo que le pongo mucho esfuerzo a estas faenas, ya saben, y quizá me tenso en vez de disfrutar y relajarme. Es como si tuviera que cumplirle cinco minutos más; me agarra el miedo de que, si me relajo, se me va a bajar o me va a ganar la eyaculación. Una vez, un chico que conocí en el bar-antro El Barón, en Insurgentes (ya desaparecido) me dijo que para él, el amor era más una caricia y un gesto tierno que una sesión de gimnasia y acrobacias de alcoba. Fue de los pocos que llevé a dormir a mi casa de Mixcoac. Tengo que repensar eso del performance.
En otro momento estaba encima de ella, dale y dale, y le dije que lo que me gustaría sería que alguien estuviera trabajando mi culito. Ella dijo entonces, "una chica, sí", y yo dije "una chica, un chico, lo que sea, no pienso mirar para atrás". Y fue muy inquietante. De pronto se me ocurrió que ella éstaría puesta para un trío.
En la noche salí a cenar a Santa Fe con un amigo de la industria, con quien parece que tenemos algún clic a pesar de sus 30s. Hablamos de nuestras parejas, él dice que no sabe decidir entre casarse y seguír soltero; yo le digo que casarse no quiere decir dejar para siempre a todas las mujeres, y le cuento de mis aventuras, pero omitiendo a los varones. Por ahora, aunque ya dije mucho de mi open mind.
Es un chavo guapo, sensible, que come rapidísimo pero no bebe alcohol. He tenido una fantasía con él, en su departamento, hablando cosas frívolas y de calzoncillos. Me imagino proponiéndole que se pruebe alguna prenda sexy que tiene, que sí, que no, bueno, está bien. Y cuando está ahí parado, un poco sin saber qué hacer, le digo ahora baila como si fuera antro. Entonces saco un billete, todo en broma pero sospechoso, lo atraigo y le caigo suavemente hasta que me la meto a la boca. Rico, rico.