¿Y tú quien eres?

jueves, 25 de septiembre de 2008

Después de años, volví a La Casita

El miércoles en la tarde, después de varios años de ausencia, volví a La Casita, la que está en una casa llena de escaleras, como litografía de Escher. Había leído en el Clandestino muchos comentarios negativos y hasta enojados por el mal trato y la falta de higiere y cuidades básicos. La verdad es que no vi nada de eso, aunque claro, tampoco me expongo dejando mi billetera con mucho dinero el el locker. Fui a las 9 y estuve hasta pasada la medianoche. Nunca hubo más de 20 o 30 personas, o sea poca gente, por ser día de semana. Ya saben, un par de gringos curiosos que decían "sorry guys", unos señores mayores, chavos X, un par de guapitos, un par de gorditos, un par de divas de la escena. A medianoche quizá quedaban unos 10 o 12, contados más o menos.
En general todo estaba muy limpio, aunque es cierto que al cabo aparecen muchos papeles y servilletas usadas por los rincones, y los pisos y algunas partes pueden sentirse pegajosas. No vi que alguien estuviera dando una repasada a la limpieza, pero imagino que es mucho pedir a esas horas de la noche. Pagué 95 pesos por la entrada y el locker para dejar mis llaves, y como pedí una cerveza, todo sumó 120 pesos. Es lo que cobran en el Tom's por el cover y dos cervezas, así que hagan sus cuentas. Bueno, esos son los datos administrativos, nomás para actualizar.

Lo demás estuvo bastante animado. Se la estuve mamando a un chico bajito que nomás estaba sentado y se dejaba querer, pero la tenía buena y no se quejaba. Luego me fui al pasillo de los cuartitos y me estuve insinuando con otro joven al que finalmente le gustó la mercancía y nos cachondeamos un buen rato. Quería a toda costa que me viniera, con la mano o entre sus pompitas, que estaban lubricadas y super ricas. Pero no quería que se la metiera, sólo tallarlo mientras se masturbaba (creo que eso se llama "crural", es decir cachondeo nálguico, sin penetración). Estuvo éxótico. Pero no quería venirme porque si no, qué gracia. Igual estuvo cardiaco.
Después que se fue, apareció una camisa blanca y se puso de espaldas al cuartito, así que le hice su invitación. Nomás meterse se bajó la ropa y me ofreció la espalda, así que al palo, como estaba con mis 50mg, se la metí hasta el fondo. Estuvo delicioso, aunque no vi muy bien cómo era y nomás lo acaricié por encima. Pero yo resoplaba, y resoplaba, un poco ruidosamente, y se juntó una bolita alrededor. Estuvo bien. Después tuve otros dos encuentros de cachondeo y oralidad, pero no recibí mucho a cambio.
Para que no digan que soy un frívolo y que esto nomás es jarana, también diré que no deja de impresionarme la actitud, digamos la reserva o recelo, de la gente que va a divertirse. Muchas miradas perdidas o desencontradas, el distanciamiento, cierta forma de la aversión o el rechazo, que simplemente podría ser indiferencia. No somos enemigos, no buscamos dañarnos, sólo pasa que a ti te gusta otra persona o yo no soy tu tipo. Eso sería suficiente, pero a veces, lo digo, sientes el desprecio. A mí en general me va bien, pero veo que a otros, con menos valor o menos experiencia, los batean rudo y sin duda los hacen sentirse mal y deprimidos.
Sigue siendo un lugar de gente solitaria, un poco oculta, un poco perdida. Como digo, si estuvieras bien fuera del clóset y tuvieras tu ambiente y tus amigos y amantes, para qué vas a un sitio de encuentros, a coger y toquetearte con desconocidos a quienes a veces ni siquiera puedes verles la cara. Es un tema sobre el que hemos reflexionado mucho, pero así es la vida.
Me la pasé bien, estuve excitado durante largos ratos, te varios contactos cercanos y me volví a casa con alegría y buenas vibras. Pero sin duda no es un lugar al que uno deba ir cada semana, o cada vez que tiene calentura de vergas.