¿Y tú quien eres?

jueves, 29 de mayo de 2008

No consigo decidirme, como siempre




Hombres, mujeres, vestidos o medio desnudos, nunca me he podido decidir, como ya saben. hace algunos años alguien contaba que a Corin Tellado, o alguna de esas novelistas "rosas", le habían preguntado cómo prefería a los hombres, si vestidos o desnudos. Ella contestó muy segura: "Completamente vestidos, de preferencia con uniforme". Esa era la visión, quizá sigue siéndola para muchas mujeres que sueñan con los hombres románticos, los príncipes, los galanes peinados y seductores. Y nosotros, ¿qué? Nada, soñamos con chavos en calzoncillos, en camiseta, que te meten mano debajo de la camisa y te la quieren quitar, o con chavas semidesnudas que te maman la verga durante horas. Uno sabe también hacerlo, digo, meter mano a un chavo, quitarle la camisa, abrirle el cinturón a trompicones, bajarle el ziper, meter dedos por el elástico del boxer, guauu, ya me lo imaginé todo. Y encima está esta chava bronceada, que me pone una teta en la boca, ya no sé si quiero eso o la boca del chico, que también me está desnudando. Bueno, ya puse la escena, síganle ustedes que tienen otras ideas. Hasta pronto.

martes, 20 de mayo de 2008

Magnus, el "Viagra" de Sidus, y mucho más barato

Un gran hallazgo y sorpresa en mi viaje a Buenos Aires fue descubrir la existencia de Magnus, un sildenafil comercial y muy seguro, fabricado por el laboratorio Sidus, que se vende en todas las farmacias y tiene un precio muchísimo más bajo que el original de Pfizer, Viagra.
En México, Viagra (sildenafil) de 50 mg cuesta más de 120 pesos o sea 10-11 dólares cada pastilla, y unos 40-45 dólares la caja con cuatro. El Magnus viene en cajas de 10 pastillas, en prácticos blisters individuales, y pagué por ellas 113 pesos argentinos ( a 3.15 por dólar, son como 35 dólares, o sea 3.5 dólares la pieza. La cuenta es brutal: 10 dólares por pastilla en México, 3.5 en Buenos Aires. Así te dan más ganas de coger. No es sorprendente que me haya traído dos cajas, 20 pastillas.
Magnus no es un genérico ni un similar, sino una versión auténtica de sildenafil, fabricada allá porque el gobierno argentino no ha permitido a Pfizer, y a otros laboratorios respecto de otras medicinas, ejercer la exclusividad de la producción aunque se trate de productos patentados todavía no públicos. La verdad es que es una medida excelente, porque obviamente las hace muy accesibles al usuario.
Para comprarlo se necesita una receta, en general, pero en farmacias de barrio o no de franquicia me lo vendieron sin problemas. Sólo dije que era extranjero de paso, y mostré mi credencial de conductor; si tienes alguien de confianza con el farmacéutico, o puedes identificarte como extranjero, es decir, persona que no los va a denunciar, y te lo venden sin problema. Como debe ser.
Si quieren información adicional, vean en www.sidus.com.ar o busquen en google con las palabras clave.

domingo, 11 de mayo de 2008

Estuve con mi amigo Beto

En Buenos Aires me reencontré con mi amigo Beto, a quien hacía muchos años, pero de veras muchos, que no veía. Cuando fuimos jóvenes tuvimos una buena amistad, y creo que yo ya le había echado el ojo. Pero para mí no era el tiempo y además, él miraba a otro lado. Ahora es un hombre como un duende, con el cabello y la barba blanca, la piel rosada y un aire entre travieso y burlón. Nos pasamos la tarde en una zona comercial del barrio del Abasto, tomando café y riéndonos todo el tiempo de nuestras mutuas andanzas. Me la pasé muy divertido, me hizo mucho bien y me dieron ganas de darle un abrazo y un beso, pero no me animé. A media tarde nos tuvimos que ir, porque cada quien tenía otra cosa y no habíamos planeado nada especial. Pero no me hubiera disgustado quitarle la ropa a ver cómo se ve. Digo, yo tampoco soy un atleta. Su ventaja es que él tiene un superpegue con los jóvenes, y se los lleva a la cama sin decirles agua va. Me mostró en su celular las fotos de su última adquisición, un muchacho superhecho que cargaba un instrumento y hasta posó excitado para la posteridad.
Desde aquí le mando un abrazo y un beso a Beto, que se los debo.

Sexo del bueno en Buenos Aires

Estuve tres semanas en Buenos Aires, donde ahora empieza el tiempo frío y algunos vientos que permiten disfrutar de los vinos y las cosas calientes. Digo, las comidas calientes. Los argentinos, no es una novedad, son de los hombres más guapos que hay, por lo menos en su estilo europeo. Andan muy sueltos, relajados, se arreglan poco y van lo mismo bien peinados que con melenas al ahí se va. Cierto es que, aun allá, algunos pueden ser bastante odiosos, prejuiciosos, incluso mala onda con la gente menos agraciada. Es una sociedad muy competitiva, agresiva si se quiere, y en general no tienen mucha paciencia con el prójimo.
La verdad es que no tuve mucho tiempo para aventuras porque estuve en otros asuntos personales, pero no vi mucho ambiente callejero. Hay bares y espacios gay, pero me da la impresión que la sociedad todavía no los tolera mucho y que andan bastante refugiados. Es una opinión porque no salí mucho de noche por sus rumbos preferidos.
Lo único que hice en plan clandestino fue irme a pasar una hora y media al cine Ideal, que está en la calle Suipacha al 300, a media cuadra de Corrientes. Es un viejo edificio al lado de la confitería Ideal, una construcción antigua y bellísima donde se aprende a bailar tango en las tardes y las noches.
El cine tiene cinco salas, 3 bugas y 2 gays, aunque toda la concurrencia son hombres solos, en general mayores. La sala buga más grande parece la que tiene más gente y acción. En las otras ya saben, unos pocos señores regados aca y allá, supongo que masturbándose o esperando que alguien se les acerque para algo. Pero a las 5 de la tarde del martes no había mucha gente.
Me fui hasta arriba de todo, y ahí hay unos espacios donde van los más atrevidos. Así que vi a un tipo que estaba mamándosela a otro en la última butaca junto al pasillo, y que ya se había bajado los pantalones en espera de algún voluntario que se lo cogiera. Yo me acerqué nomás a ver, pero algún otro muchacho me indujo a cogérmelo, y hasta se aplicó en dirigirme y hasta bajarme los pantalones. Pensé que lo que quería era llegarme a mí, pero no, nomás se estaba divirtiendo. Así que no tuve más remedio que aceitarme, cubrirme, anunciarme con una palmada (el tipo ni reaccionó) y dejársela ir completa. Le estuve bombeando un rato hasta que sentí que allá abajo algó había pasado, y me salí sin venirme. El de las nalgas se alzó un poco la ropa y se fue para arriba, donde me pidió que se la volviera a meter, cosa que hice hasta que me dijo que se la sacara, que le gustaba pero que le dolía. Se vistió y se fue sin dar las gracias.
Me quedé arriba, y ahí estaba un chavo de pelo largo mamándosela a otro de camisa de rayas. Me acerqué sin vestirme, y justo entonces, el de las rayas lo dió vuelta, lo agachó y se la ensartó. El chico quedó de frente a mí, así que le ofrecí la verga que todavía traía alzada. Y me la babeo toda, ricamente, digo, me mojo todo, estaba todo mojado. El de las rayas se salió, le entró otro, y a mi me la seguía mamando. Pero no tenía más condones así que no se la dí.
Finalmente me quise venir, así que se la saqué de la boca y me acabé a mano, a chorros y jadeos. Ya saben como soy de aparatoso.
Había pasado una hora y media. En las otras salas había algo de actividad, pero nada especial. En algún momento se me acercó un chico joven y bastante bueno, me dijo claramente que qué onda, que qué quería yo hacer. Le dije y tú qué? y entonces me dijo que estaba trabajando y que esto era por dinero. Le dije que no, que gracias, que no ahora, y se fue. Creo que había tres o cuatro taxi chicos así, porque se veían guapos, caminaban todo el tiempo y se acercaban sobre todo a gente grande.
Todo esto me costó 14 pesos argentinos, unos 5 dólares, más un peso por el guardarropas para dejar la chamarra. No hay nada que comprar y gastar, y al pagar el boleto en la taquilla me regalaron un condón azul. Gracias.
El lugar está limpio, es seguro (pero no libre de carteristas, así que usen el guardarropas) y si uno fuera más tarde y en fines de semana, seguramente habrá mucha gente (está en pleno centro de la zona comercial) y tendrá actividad. Me pareció que tiene potencial, por las películas que pasan --cinco a la vez, y puedes ir de una a otra con el mismo boleto, el tiempo que quieras--. Bueno, si alguien va a Buenos Aires, se lo recomiendo.