¿Y tú quien eres?

martes, 27 de marzo de 2007

Me preguntan sobre ser bisexual

Hoy me pusieron a parir chayotes, como dicen en México cuando se enfrenta una situacion difícil. Es que los chayotes son como papas, verdes, duras ¡y con muchas espinas! Me preguntaron sobre ser bisexual, sobre esta condición de desear y tener relaciones sexuales con hombres y con mujeres, a veces por separado, a veces en dulce tumulto.

La verdad es que no tengo respuesta. Todos hemos leído sobre este tema, sobre las vocaciones eróticas más o menos diferenciadas, lo libros de Kinsey y Kaplan, pero no es suficiente y cada caso será diferente. Tuve novias mujeres y relaciones sexuales apasionadas desde los 18 años, empezando con una chica un poco mayor que yo, Haydee, que tendría 20 y era muy caliente. Yo era su amante II, porque tenía un amante I que la mantenía, un abogado rico con el que llegamos a salir en grupo de amigos. No se si el sabía de mí, pero nunca se habló del tema. Ella lo llamaba Tío, y pagaba cenas y bebidas. Nos reíamos en privado, con mis hermanos, y aludíamos a una canción italiana de moda, con "Tio, come ti amo".

Los muchachos de mi edad también empezaron a inquietarme desde la juventud, y en las clases de educación física, cuando todo mundo se desvestía y se bañaba, a mi me daban cosquillas. Pero seguí con varias novias más o menos formales (nunca fui un galán promiscuo), y mi primera aventura homosexual fue a los 24, en provincia. Me ligué a un bailarín joven de moderno, en la calle, cuando cruzamos miradas de fuego, ya saben. Yo ya las conocía, pero nunca me había detenido. Ahora sí, y lo demás fue ir a su casa, descubrir que había llegado su mamá y salirnos a coger a un jardín, ahí cerca, en completo silencio. Y desde entonces me seguí, alternando según había disponibilidad; pero nunca tuve una pareja muchacho, ni me dejé enamorar o que me enamoraran. Hasta ahora, más de 30 años después.

Cuando conocí a la que sería mi mujer, le dije que tenía relaciones homosexuales porque me pareció importante; incluso creo que busqué impresionarla como persona exótica. Al fin que la primera semana uno no piensa que será su pareja. Era parte de la seducción, y a ella, otra intelectual bohemia como yo, creo que le encantó. Yo hacía teatro, era un intelectual, usaba lentes y dormía con chavos. Qué más puedes pedir. La relación se volvió larga, tuvimos hijos, nos mudamos, hemos madurado. Ella nunca interfirió mis amistades varoniles, y las tiene en un pequeño rincón de nuestra amistad. Yo no las presumo, pero no las niego ni las oculto. en ocasiones, el tema sale en nuestras charlas y varios de nuestros íntimos están al tanto. Hablo de mis "amigos" o de los "muchachos", de que no he visto a mis amigos, de que ya se me antoja tomar una cerveza con mis amigos, y eso es suficiente. Nunca la he invitado a involucrarse o curiosear porque es mi mundo privado. Tener sexo de esta forma, como nosotros lo pensamos, no es infidelidad o engaño; es más como una necesidad, un desahogo, un pequeño misterio privado. Tampoco ella ha aprovechado estas libertades mías para tener aventuras privadas. Eso sí, nunca he dejado que mi homosexualidad o bisexualidad se involucrara en nuestra vida en común, y sobre todo siempre la he querido, respetado y seducido. Jamás me he negado a tener sexo con ella, y hoy en día uso tanto viagra con ella que con mis amigos. Me encanta cogérmela y gozar con ella. Y con mi amiga esotérica. Y con los chicos del Toms, o los que quieren venir a mi casita. Así que no se muy bien como explicar esto de ser bisexual. Digamos que no es nada del otro mundo.

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