¿Y tú quien eres?

domingo, 25 de febrero de 2007

Después de ver "Secretos íntimos"

Anoche fui con mi mujer a ver esta película, Secretos íntimos, que trata de los desencuentros en varios matrimonios jóvenes de los suburbios, y tiene el detonador de un hombre que regresa a casa después de cumplir una condena por molestar a un niño, digamos un delito menor pero de mucho rechazo comunitario. No voy a contar esta inquietante cinta, que les recomiendo aunque requiere cierta paciencia (es lenta y está llena de pequeños detalles), sino que quiero llamar la atención sobre un tema recurrente estos tiempos. El de las parejas y los adultos que no hablan con sus próximos, con sus hijos, sus parejas, sus familiares. No hablan de sus preocupaciones personales, de sus miedos, de sus vicios, de sus pequeñas y grandes inconsistencias. No hablan para tener sexo, para explicarse, para pedir o para dar. La verdad, uno acaba preguntándose para que se junta la gente si no van a sincerarse, a mostrarse, a revelarse. Si después de cinco o diez años de amistad o matrimonio no puedes decirle a tu pareja que estás bien o no, que quieres hacer esto o lo otro, si ella no puede adivinar lo que te pasa o lo que te está molestando, ¿qué han hecho en todo ese tiempo? Yo he lleva a casa películas pornográficas, de chavos, de lesbianas, lo que cualquiera puede comprar en una estación del metro en esta ciudad. No se las he ocultado y, aunque a ella nunca le han atraído, sabe que las he visto y que me masturbé con ellas. O por lo menos luego disfrutó de mis fantasías. No es tan difícil. Cuando fuimos a Puerto Escondido, a la playa Bacocho, nudista pero esos días desierta, lo primero que hice fui quitarme el traje de baño.
Tengo en la biblioteca los libros del marqués de Sade, los de Luis Zapata, los de Jean Genet, y como una docena de novelas eróticas de La sonrisa vertical, de Tusquets. Nada que no pueda comprar o hacer cualquier persona. Nos hemos metido juntos en sex shops, para curiosear y reirnos, y no se sorprendió cuando compre un dildo rojo con pilas. Lo que usan personas comunes y sencillas en todo el mundo. Por eso me preocupan estas películas y la idea de que hay miles de personas y parejas tristes, solas y frustradas, sobre todo en sus vida sexual y erótica.
Ya no se trata aquí de libertades mayores o sexo clandestino, como el que practicamos algunos adultos y que exige otros compromisos. Estoy hablando de vida cotidiana, de cosas sencillas, de gente que se merece un buen palo de vez en cuando. Algo que justifique que mañana en la mañana se levante, se desayune y se vaya otra vez a trabajar para ganarse la vida.

lunes, 12 de febrero de 2007

Nostalgia por los vapores de mi juventud

Antes del sida, antes de todo, antes incluso de que la homosexualidad se convirtiera en una cosa aceptada, los perdidos íbamos a coger y a reventarnos a los baños públicos, como los Ecuador, que eran sucios y fabulosos, los Torrenueva (ambos finados), los Finisterre y los Mina, que ya no son los de entonces, claro. Recuerdo los grupos que se armaban para mamar y coger, y meter mano a lo que fuera. Nadie miraba nada ni tenía demasiados escrúpulos por lo que agarraba con las manos, se llevaba a la boca o dejaba que le metieran por el culo. Era un frenesí de fantasía donde no importaban los colores de piel sino la verga, y donde se juntaban gordos y flaquitos, jóvenes y maduros. En el vapor general de los Finisterre, en la banca, pudieron juntarse seis o siete hombres alrededor de dos o tres que estaban en el agasajo. Todos contra todos. De pronto, llegaba alguien a romper la sintonía, encendía el vapor para asarnos, y todos nos íbamos hasta la próxima sesión. Y así te podías pasar toda la tarde. Claro, yo era un muchacho de 30 0 35, en la plenitud.
Ahora, con el condón y las actitudes mamonas, las cosas se han vuelto más distantes y la gente está entre selectiva y reprimida; como si en lugar de sexo clandestino buscaran un sueño. Te miran como si no supieran que, unos más, otros menos, todos vamos por lo mismo. En las zonas públicas ya no hay mucha acción abierta, quizá algunos toqueteos, y más bien se usan para ligar y llevarse alguien al cuartito. En los Finisterre todavía queda un poco de aquello, y a los Mina no he vuelto en años. Me va bien en los cuartitos, todavía, si me empalmo bien y aparece alguien con deseos. En fin, hay que dar gracias al Cielo por haber sobrevivido a esas orgías, y conservar el dulce sabor del sudor propio y el semen ajeno.

viernes, 9 de febrero de 2007

El sexo entre los 40 y los 60

El sexo mejora con la edad. Aun cuando los jóvenes se calientan más rápidamente, el mejor sexo es una especialidad de la gente que está entre los cuarenta y los sesenta años, afirma Schnarch. Cuando son jóvenes, las mujeres luchan para ser sexuales pero no "baratas”; y los hombres se sienten incómodos. En la mitad del camino de la vida, uno tiene una conciencia más solida de uno mismo y es menos tímido e inseguro.
Esto lo encontró mi chavo panameño y me lo mando como regalo. Schnarch es un escritor, pueden buscar más en Google. Busquen el blog: http://wincofon.blogspot.com/2007/02/sex-shockers.html

Salgo de fin de semana, pero el martes que viene aqui estaré. Prepárense, porque estoy algo triste y desmotivado.

domingo, 4 de febrero de 2007

Ligas a sitios de orgías: homo y de las otras

Este fin de semana ha sido muy doméstico (y ahora se está jugando el Super Bowl en Miami). Hoy en la mañana me levante temprano, me afeité y como la vi de buen humor le propuse tomarme una pastilla para pasarla en la cama. Le encantó la idea, así que me empaqué 50 mg y en media hora estábamos cogiendo de lo más rico, aunque afuera hacía mucho frío y estaba lloviendo. Puse mi calefacción, pero igual procuramos destaparnos poco. Ya saben, los malabarismos de las cobijas. Pero me salió bien. Ella se vino al menos cuatro veces y yo le acabé dos veces adentro, una desde arriba y otra desde atrás. Tiene unas bonitas nalgas y me gusta cabalgarla por la espalda y darle sus nalgadas. Coger sin condón es una cosa muy bonita, que extraño cuando estoy con otros.
A falta de otras revelaciones, aqui les paso dos ligas a sitios web de orgías, excelentes. Un día hablaremos más de ellos. Me fascinan estas escenas, gente muy guapa, hombres y mujeres, entregados al puro vicio y sin ningún pudor frente a las cámaras. Supongo que así son, gente cualquiera que está bastante borracha y liberada, aunque creo que algún negocio o explicación adicional debería haber. A mi me gustaría estar ahí, aunque ya no tengo la edad adecuada, pero no me gustaría que me pusieran en las fotografías. En fin, allá ellos.
Las orgías gay están en http://www.guysgocrazy.com y se pueden descargar varios videos diferentes; las mixtas en www.drunksexorgy.com y si no me equivoco todas tienes un único video. Pero las fotos son espectaculares.

sábado, 3 de febrero de 2007

Tengo que ver a mi doctor

Es un otorrigo pero no sólo se especializa en los agujeros de arriba, sino en los otros. Tiene una fibra impresionante ese médico, y nos hemos dado tratamiento durante unos 7 u 8 años. Nos conocimos en los baños Torrenueva, de Alvaro Obregón (ya desaparecidos, ahora hay departamentos en el mismo terreno), así que imaginen. Es un tipo muy divertido. Una vez estaba yo faje y faje en el cuarto oscuro del Vaquero, entre varios, y como siempre soy hablador, dije alguna cosa y escucho: "Yo te conozco". Zaz, me dije, y ¿ahora? Era él, y se la había estado mamando sin darme cuenta, en la confusión. Qué mal plan, no reconocer una verga conocida. Fue un encuentro casual, muy emocionante. Cristal, otro chico de hace muchos años, que me ligué en los baños Mina, me dijo una vez que él podía recordar, o evocar, la mayoría de las vergas que había tenido. Así como hay quien se acuerda de las caras, él recordaba las vergas.
Hace tiempo que no veo a mi otro doctor, el clínico internista, pero ese nada más me cuida y me apapacha. Alguna vez le pregunté, así como a un tasador, cuántos años buenos me daba, digamos, a qué edad estaré desmejorando. Me dijo que así como voy, sin grandes problemas ni nada progresivo, estaré bueno hasta los 75. O sea que tengo 10 o 15 buenos años para seguir cogiendo.