¿Y tú quien eres?

jueves, 5 de noviembre de 2009

Hola, cariño

He vuelto a tener noticias de mi chico de los ojos bonitos. Como le pasa con demasiada frecuencia, se enrolló en una especie de relación que ambos (él y yo) sabíamos que no íba a ninguna parte. Él le siguió apostando, y yo no quise interferir, ni siquiera aconsejarlo, así que me mantuve aparte durante todos estos meses.
Los que me han leído estos últimos años saben que soy un perseguidor pacífico, y cuando ví que en ese huerto no tenía oportunidades, lo quité de mi lista. Nunca seré un señor insistente y molesto que quiere seducir y acostarse con un chico que está pensando en otra cosa. Me ha pasado con muchas otras personas, a las que por diferentes razones (trabajo, relaciones, estilo de vida, lo que sea), les puse "palomita" y las pasé a la lista de los "no, nada con ellos, sólo amigos".

A este muchacho del número 14, que es tierno y hermoso, y a quien le gustan las
motocicletas, le puse temporalmente la palomita, lo pasé a la lista de "en espera o quién sabe, no está pensando en mí, así déjalo".

Pero ahora he vuelto a tener noticias suyas. Me cuenta que en efecto aquella historia parece que no funcionó, que no funciona, y me apena mucho porque es un chavo que se merece que lo quieran y que lo hagan feliz. Digo, todas las personas merecen eso, pero este con más razón porque es buena onda, alegre, responsable. Es un tipo que se levanta todos los días y se va a trabajar, que vive sanamente, que hace su gimnasio de manera religiosa, que vive con su familia y que respeta y se hace respetar.

Ahora cruzamos mensajes, le deseé cosas buenas, le dije que siempre lo recuerdo, y él vino con un mensaje de regreso, que igual se acuerda de mí, que me guarda mucho cariño y etece. Ahora me tiembla la mano con la pluma de poner y quitar palomitas al lado de los nombres, como en la lista del Facebook. ¿Me espero o me voy sobre de él? ¿Quiere mi consuelo, una cena tranquila para contarme la pena? ¿Quiere que luego le pase la mano por la cintura, que le haga una caricia en el cuello, que le acaricie bajo la camisa? Tengo que pensar bien, porque ya lo dije, no quiero que me rechace, o que sienta que aprovecho, que nomás estaba ahí en la oscuridad, agazapado, listo para darle el sablazo.

Y vaya que le gusta la guerra amorosa. Digo, él no va a leer esto, pero le he dado unos buenos sablazos, y lo hemos disfrutado mucho. En mi casita ahora demasiado ocupada, en su casa con luces navideñas después de una cena de espaguetis que él mismo preparó. Rico chico. Seguiré pensando sobre dónde poner la palomita.

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